Tratado sobre los Siete Rayos

Volumen V,

Los Rayos y las Iniciaciones

ALICE ANN BAILEY- MAESTRO TIBETANO 

(Djwhal Khul)


maestro tibetano, la ciencia del antakarana

Páginas 555-570, Editorial Sirio

El puente entre los tres aspectos de la mente

 

Quisiera aclarar un punto si es posible, porque hay algo en él, que necesariamente confunde a los aspirantes.

 

Consideremos por un momento dónde se encuentra el aspirante, cuando comienza conscientemente a construir el antakarana. Tras él queda una larga serie de existencias, cuya experiencia lo ha conducido a un punto en que es capaz de evaluar conscientemente su situación y llegar a cierta comprensión de su etapa evolutiva.

 

Consecuentemente, puede emprender -con la ayuda de su conciencia que despierta y se centraliza constantemente- el siguiente paso a dar, el del discipulado aceptado. En la actualidad está orientado hacia el alma; por medio de la meditación y la experiencia mística obtiene ocasionalmente contacto con el alma, lo cual sucede con creciente frecuencia, y llega a ser en el plano físico acrecentadamente creador en sus pensamientos y acciones. Muy raras veces tiene una verdadera y genuina experiencia intuitiva, que le sirve para anclar "el primer tenue hilo, que el tejedor fabrica en su empresa fohática", tal como lo expone El Antiguo Comentario. Éste es el primer cable, proyectado desde la Tríada espiritual, en respuesta a la emanación de la personalidad, resultado de la creciente potencia magnética de ambos aspectos de la mónada en manifestación.

Será evidente que cuando la personalidad se magnetiza adecuadamente desde el ángulo espiritual, su nota o sonido surgirá y evocará respuesta desde el alma en su propio plano. Más adelante, las notas de la personalidad y del alma, al unísono, producirán un efecto definidamente atractivo sobre la Tríada espiritual, la cual, a su vez, ha estado ejerciendo un creciente efecto magnético sobre la personalidad. Esto empieza en el momento en que se establece el primer contacto consciente con el alma. La respuesta de la Tríada es necesariamente trasmitida en esta etapa inicial por intermedio del sutratma, produciendo inevitablemente el despertar del centro coronario; he aquí por qué la doctrina del corazón empieza a reemplazar a la doctrina del ojo. La doctrina del corazón rige el desarrollo esotérico; la doctrina del ojo -de la visión- rige la experiencia mística. La doctrina del corazón está basada sobre la naturaleza universal del alma, condicionada por la Mónada, el UNO, e implica realidad. La doctrina del ojo se basa en la relación dual entre el alma y la personalidad. Involucra las relaciones espirituales, pero también se halla implícita la actitud del dualismo o el reconocimiento de los polos opuestos. Éstos son importantes puntos que deben ser recordados a medida que esta nueva ciencia sea conocida más ampliamente.

 

 

El aspirante llega finalmente al punto donde el hilo de la vida, el hilo de la conciencia y el hilo creador, son centralizados, reconocidos como corriente de energía y utilizados deliberadamente, por el discípulo aspirante, en el plano mental inferior. Allí -hablando esotéricamente- "permanece, y mirando hacia arriba ve la tierra prometida, de amor, belleza y visión futura".

 

 

Pero existe una discontinuidad de conciencia, aunque no de hecho. Un hilo de energía sutrátmica elimina la brecha y tenuemente se relacionan la mónada, el alma y la personalidad. Sin embargo, el hilo de la conciencia se extiende del alma a la personalidad únicamente en sentido involutivo.

 

 

En sentido evolutivo (empleando una frase paradójica), desde el punto de vista de la personalidad en el arco evolutivo del sendero de retorno, hay muy poca percepción consciente entre el alma y la personalidad.

 

 

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El hombre debe dedicar todos sus esfuerzos para llegar a ser consciente del alma y trasmutar su conciencia en la del alma, sin perder la conciencia de la personalidad.

 

 

 

A medida que se refuerza la fusión del alma y la personalidad, el hilo creador acrecienta su actividad, y así los tres hilos firmemente se fusionan, mezclan y llegan a predominar, entonces el aspirante está preparado para eliminar la brecha y unir la Tríada espiritual con la personalidad, por intermedio del alma. Ello implica un esfuerzo directo en favor del trabajo creador divino.

 

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La clave de la comprensión del proceso subyace quizás en la idea de que hasta aquí la relación entre el alma y la personalidad fue llevada a cabo constante y principalmente por el alma, la cual ha estimulado a la personalidad en sus esfuerzos, visión y expansión.

 

Ahora, en la actual etapa, la personalidad integrada y en proceso de rápido desarrollo, llega a ser conscientemente activa y -al unísono con el alma- emprende la construcción del antakarana -la fusión de los tres hilos y su proyección dentro de "las más vastas y elevadas regiones" del plano mental, hasta que la mente abstracta y la mente concreta inferior se relacionen mediante el triple hilo.

 

 

Nuestros estudios se refieren a este proceso; la experiencia anterior, en relación con los tres hilos, se considera que ha ocurrido lógicamente en forma normal.

 

 

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El hombre mantiene ya su mente firme en la luz; posee algún conocimiento de meditación, una gran devoción y reconoce también el siguiente paso a dar. Gradualmente se esclarece el conocimiento del proceso, se establece un creciente contacto con el alma y, a veces, ocurren ocasionales destellos de percepción intuitiva, provenientes de la Tríada. Estos reconocimientos no se producen en todos los discípulos, en unos sí y en otros no, Estoy tratando de dar un cuadro general. La aplicación individual y la comprensión futura deben ser elaboradas por el discípulo en el crisol de la experiencia.

 

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La meta hacia la cual se esforzó el discípulo común en el pasado, fue establecer contacto con el alma, que lo condujo eventualmente a lo que se ha denominado "inclusión jerárquica".

La recompensa del esfuerzo del discípulo fue la aceptación en el ashrama de algún Maestro, la acrecentada oportunidad para servir en el mundo y la recepción de ciertas iniciaciones.

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La meta que los discípulos avanzados tratan de alcanzar, no sólo involucra el contacto con el alma, como primordial objetivo (pues ya fue logrado en cierta medida), sino la construcción del puente desde la personalidad hasta la Tríada espiritual, con la consiguiente comprensión monádica y la apertura, para el iniciado del Camino hacia la evolución superior, con sus distintas ramas, metas y objetivos. La distinción (no he dicho "diferencia" y quisiera que tomen nota al respecto) entre los dos caminos, puede observarse en las comparaciones enumeradas a continuación:

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Deseo Aspiración Mente Proyección
La 1ra. y la 2da. Iniciaciones La 3ra. y la 4ta. Iniciaciones
Amor e Intuición Universales Voluntad y Mente Universales
   
El Sendero de Luz El Camino de Evolución Superior
El Punto de Contacto El Antakarana o Puente
El Plan El Propósito
Las Tres Hileras de Pétalos Egoicos La Tríada Espiritual
La Jerarquía


Shamballa

 

El Ashrama del Maestro La Cámara del Concilio


Los Siete Senderos

 

Los Siete Senderos
   

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En realidad tenemos aquí dos acercamientos principales a Dios o al Todo Divino, fusionándose en el momento en que transcurre la quinta iniciación en el Camino Uno, que combina en sí todos los Caminos. Recuerden la afirmación hecha repetidas veces, de que los cuatro rayos menores deben fusionarse, con el tiempo, en el tercer rayo, y luego los cinco deben finalmente fusionarse en el segundo y primer rayo; tengan presente también que todos estos rayos o modos del Ser son aspectos o subrayos del segundo rayo cósmico de Amor y de Fuego.

Quisiera señalar además otras relaciones. Saben may bien que en el plano mental se hallan los tres aspectos de la mente, o los tres puntos focales de la percepción y actividad mentales:

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1. La mente concreta inferior, se expresa casi totalmente por medio del quinto rayo de ciencia concreta, reflejando la fase inferior del aspecto voluntad de la divinidad, resumiendo en sí todo el conocimiento y la memoria egoica. Dicha mente concreta inferior está relacionada con los pétalos del conocimiento del loto egoico, pudiendo obtener una pronunciada iluminación del alma y demostrar eventualmente que es el faro del alma. Puede ser controlada mediante el proceso de concentración. Es transitoria en tiempo y espacio. Por medio del trabajo consciente y creador puede relacionarse con el átomo manásico permanente o con la mente abstracta.

 

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2. El Hijo de la Mente, es el alma misma, regida por el segundo aspecto de cada uno de los siete rayos -algo que les pido recordar seriamente. Refleja la fase inferior del aspecto amor de la divinidad y resume en sí los resultados de todo el conocimiento acumulado, que es la sabiduría iluminada por la luz de la intuición. Otra manera de expresarlo sería describiendo al hijo de la mente como amor que se vale de la experiencia y del conocimiento, y manifestándose muy plenamente por medio de los pétalos de amor de su ser innato. Mediante el dedicado y consagrado servicio pone en actividad el Plan divino en los tres mundos de la realización humana. Por lo tanto, está relacionado con el segundo aspecto de la Tríada espiritual y entra en actividad funcionante por medio de la meditación. Entonces controla y utiliza la personalidad concentrada, para sus propios fines espirituales, por intermedio de la ya mencionada mente iluminada. Es eterno en tiempo y espacio.

 

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3. La Mente Abstracta, se revela totalmente por la influencia del primer Rayo de Voluntad o Poder, reflejando el aspecto superior de la voluntad de la divinidad o del principio átmico; resume en sí, cuando se ha desarrollado plenamente, el propósito de la Deidad, llegando de este modo a ser responsable del surgimiento del Plan. Energetiza los pétalos de la voluntad, hasta el momento en que la vida eterna del alma es absorbida por aquello que no es ni transitorio ni eterno, sino interminable, ilimitado y desconocido. Es puesto en funcionamiento consciente mediante la construcción del antakarana. Este "radiante puente o arco iris" une la personalidad iluminada, enfocada en el cuerpo mental, motivada por el Amor del alma, con la Mónada o la Vida Una, lo cual permite al divino Hijo de Dios, en manifestación, expresar el significado de las palabras: Dios es amor y Dios es Fuego consumidor. Este fuego energetizado por el amor ha consumido todas las cualidades de la personalidad, dejando únicamente un instrumento purificado, matizado por el rayo del alma, no necesitando ya el cuerpo del alma. Para entonces la personalidad ya habrá absorbido completamente al alma o, más exactamente, el alma y la personalidad se habrán fusionado y unificado en un sólo instrumento para ser empleado por la Vida Una.

Esto es sólo el empleo de palabras simbólicas y pictóricas, a fin de expresar la meta unificadora de la evolución material y espiritual, tal como se lleva a cabo hasta su terminación -para este ciclo mundial- mediante el desarrollo de los tres aspectos de la mente en el plano mental. No dejarán de ver las implicaciones cósmicas, pero no tiene valor extendernos sobre ellas. Cuando este proceso se lleva a cabo, tres grandes aspectos de la manifestación divina harán su aparición en el escenario de la vida mundial y en el plano físico, y éstos son: la Humanidad, la Jerarquía y Shamballa.

La humanidad constituye ya el predominante reino de la naturaleza; ciento de miles de personas en la actualidad están llegando a conocer la realidad de la Jerarquía y su inminente aparición física. El reconocimiento de Su aparición preparará posteriormente el escenario para las necesarias fases preparatorias, que finalmente conducirán al gobierno exotérico del Señor del Mundo, emergiendo de su reclusión eónica en Shamballa y surgiendo a la expresión externa al final de este ciclo mundial.

Tenemos aquí un vasto y necesario panorama, presentado con la finalidad de dar razón y fuerza a la siguiente etapa de la evolución humana.

Quisiera remarcar un punto: sólo cuando el aspirante se sitúa definidamente en el plano mental y mantiene allí firme su "foco de percepción", podrá realizar verdaderos progresos en el divino trabajo de construcción del puente, en el trabajo de invocación y en el establecimiento de un consciente contacto entre la Tríada, el alma y la personalidad. El período comprendido por la consciente construcción del antakarana se extiende desde las etapas finales del sendero de probación hasta la tercera iniciación.

Al considerar este proceso es necesario reconocer, en las primeras etapas, los tres aspectos de la mente, tal como se expresan en el plano mental y producen los distintos estados de conciencia en dicho plano. Resulta interesante observar que habiendo alcanzado la etapa humana avanzada (integración, aspiración, orientación y devoción), el hombre se mantiene firme en los niveles inferiores del plano mental; entonces debe enfrentar los siete subplanos de ese plano con sus correspondientes estados de conciencia. Por lo tanto, está entrando en un nuevo ciclo en que -equipado esta vez con plena autoconciencia- debe desarrollar siete estados de percepción mental, todos inherentes a él o innatos en él, y todos (una vez dominados) conducen a una de las siete iniciaciones mayores.

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Estos siete estados de conciencia, empezando desde el primero o inferior, son:

Plano Mental

1. Percepción mental inferior. El desarrollo de la verdadera percepción mental.

 

2. Conciencia del alma o percepción del alma. No es que la personalidad perciba al alma, sino que registra lo que el alma percibe por sí misma. Más adelante lo registrará la mente inferior. La percepción del alma es, por consiguiente, la actitud contraria y habitual de la mente.

 

3. Percepción superior abstracta. El desarrollo de la intuición y el reconocimiento del proceso intuitivo por la mente inferior.

 

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Plano Búdico

4. Percepción espiritual, constante y consciente. Es la plena conciencia del nivel intuitivo o búdico. Es la conciencia perceptiva, característica prominente de la Jerarquía. El foco de la vida del hombre se traslada al plano búdico. Es el cuarto o estado intermedio de conciencia.

 

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Plano Átmico

5. Conciencia de la voluntad espiritual, tal como se expresa y experimenta en los niveles átmicos o en el tercer plano de la manifestación divina. Poco puedo decir sobre este estado de percepción. Este estado de percepción nirvánica significa poco para el discípulo común.

 

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Plano Monádico

6. Percepción incluyente de la mónada en su propio plano, el segundo plano de nuestra vida planetaria y solar.

 

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Plano Logoico

7. Conciencia divina. Es la percepción del todo dentro de los planos más elevados de nuestra manifestación planetaria, y también un aspecto de la percepción solar del mismo plano.

A medida que nos esforzamos por alcanzar alguna vaga comprensión de la naturaleza del trabajo que se debe realizar al construir el antakarana, sería inteligente, como paso preliminar, considerar la naturaleza de la sustancia con la cual el aspirante consciente debe construir el "puente en materia mental luminosa". El término oriental que define esta "materia mental" es "chitta"; existe en tres tipos de sustancia, todos básicamente idénticos, pero diferentemente cualificados o condicionados. Es ley fundamental de este sistema solar y, por lo tanto, de nuestra vida de experiencia planetaria, que esa sustancia, por medio de la cual la divinidad se expresa (en tiempo y espacio), está condicionada kármicamente e impregnada por esa cualidad y aspectos, resultantes de manifestaciones anteriores de ese SER en Quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Tal es el hecho básico que subyace tras la expresión de esa Trinidad o Tríada de Aspectos, con la cual todas las regiones mundiales nos han familiarizado, y es la siguiente:

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1. El Aspecto Padre El Plan subyacente de Dios.
El Aspecto Voluntad. La Causa esencial del Ser.
Propósito. El propósito de la vida, motivador
de la evolución.
La nota del sonido sintético.

Utiliza el Sutratma

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2. El Aspecto Hijo La cualidad de la sensibilidad.
El Aspecto Amor. La naturaleza de las relaciones.
Sabiduría. Comprensión. El método de la evolución.
Conciencia. Alma La nota del sonido atractivo.

Utiliza el Hilo de la Conciencia

 

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3. El Aspecto Madre La inteligencia de la sustancia.
El Aspecto Inteligencia. La naturaleza de la forma.
El Espíritu Santo. La respuesta a la evolución.
La nota de la Naturaleza.

Desarrolla el Hilo Creador

 

 

El plano mental es similar a una gran corriente de conciencia o sustancia consciente, y debe ser construido el antakarana para poder cruzarla. Este es el concepto que subyace detrás de esta enseñanza y del simbolismo del sendero. Antes de que un hombre pueda hollar el sendero debe convertirse en el Sendero mismo. Con la sustancia de su propia vida debe construir este "arco iris" o Camino Iluminado. Lo teje y ancla, así como la araña teje el hilo por el cual se desplaza.

 

Cada uno de sus tres aspectos divinos contribuye a la construcción de ese puente, y el momento de construirlo es indicado cuando su naturaleza inferior:

1. Se ha orientado, regulado y también es creadora.


2. Reconoce y reacciona al contacto y control del alma.


3. Es sensible a las primeras impresiones de la mónada. Esta sensibilidad se evidencia cuando existe:


a. Sumisión a la "voluntad de Dios", o del gran Todo.
b. Desarrollo de la voluntad espiritual interna, trascendiendo todos los obstáculos.
c. Colaboración con el propósito de la Jerarquía -la interpretadora voluntad de Dios, expresada en amor.

 

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He enumerado estas tres respuestas, porque todos los aspectos divinos están relacionados con el antakarana y deben ser definidos y condicionados en el plano mental. Están allí expresándose en la sustancia:

1. La mente concreta inferior.
El sentido común receptivo.
El aspecto superior de la naturaleza forma.
El reflejo de atma, la voluntad espiritual.
El centro laríngeo.
Conocimiento.

2. La mente individualizada.
El alma o ego espiritual.
El principio medio. Budi manas.
El reflejo de la mónada en la sustancia mental.
Amor sabiduría espiritual.
El centro cardíaco.
Amor.

3. La mente abstracta superior.
La transmisora de budi.
El reflejo de la naturaleza divina.
El amor intuitivo, la comprensión, la inclusividad.
El centro coronario.
Sacrificio.

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Existen lógicamente otros ordenamientos de estos aspectos en manifestación, pero los mencionados servirán para indicar la relación de mónada alma personalidad, tal como se expresan a través de ciertos agentes o puntos de poder enfocados en el plano mental.

Sin embargo, la humanidad, en el actual grado de evolución, ha de captar principalmente, que debe relacionar -consciente y efectivamente- la Tríada espiritual, el alma en su propio plano y la personalidad en su triple naturaleza. Esto se realiza por medio del trabajo creador de la personalidad, el poder magnético de la Tríada y la consciente actividad del alma, utilizando el triple hilo.

Se darán cuenta por qué insisten tanto los esoteristas acerca de la fusión, de la unión o de la mezcla, pues sólo cuando ello es inteligentemente comprendido, el discípulo puede comenzar a tejer los hilos para construir el puente de luz que oportunamente se convertirá en el "Camino Iluminado", que lo conducirá a los mundos superiores del ser. Así se liberará de los tres mundos.

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En este actual ciclo mundial constituye preeminentemente una cuestión de fusión y expresión (en plena conciencia vigílica) de los tres principales estados de conciencia.

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1. La Conciencia Shambállica.
Percepción de la unidad y del propósito de la VIDA.
Reconocimiento y colaboración con el Plan.
Voluntad. Dirección. Unicidad.
Influencia de la Tríada.

2. La Conciencia Jerárquica.
Percepción del yo, el alma.
Reconocimiento y colaboración con la divinidad.
Amor. Atracción. Relación.
Influencia del alma.

3. La Conciencia Humana.
Percepción del alma dentro de la forma.
Reconocimiento y colaboración con el alma.
Inteligencia. Acción. Expresión.
Influencia de la personalidad consagrada.

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El hombre que finalmente construye el antakarana a través del plano mental, conecta o relaciona estos tres aspectos divinos, de manera que progresivamente, en cada iniciación, se fusionan más estrechamente en una expresión divina, en plena y radiante manifestación. En otras palabras, el discípulo recorre el sendero de retorno, construye el antakarana, atraviesa el Camino Iluminado y logra la libertad que otorga el sendero de la vida.

Uno de los puntos esenciales que deben aprender los estudiantes es el hecho profundamente esotérico de que este antakarana es construido por el consciente esfuerzo realizado en la conciencia misma y no sólo tratando de ser bueno, demostrar buena voluntad o cualidades altruistas, y aspiración elevada. Muchos esoteristas creen que hollar el sendero es un esfuerzo consciente para vencer a la naturaleza inferior y expresar la vida en términos de recta conducta, buenos pensamientos y amorosa e inteligente comprensión. Es todo esto, pero aún algo más. El buen carácter y una excelente aspiración espiritual son esencialidades básicas, y el Maestro considera que el discípulo en entrenamiento ya las posee: su establecimiento, reconocimiento y desarrollo son los objetivos del sendero de probación.

 

Pero la construcción del antakarana implica relacionar los tres aspectos divinos. Esto involucra una intensa actividad mental; se necesita poseer el poder de la imaginación y visualización, más la dramática tentativa de construir el Camino Iluminado con sustancia mental. Esta sustancia mental posee, como hemos visto, tres cualidades o naturalezas, y el puente de luz viviente es una creación combinada que contiene en sí:

 

1. Fuerza, enfocada y proyectada desde las fuerzas fusionadas y mezcladas de la personalidad.


2. Energía, extraída del cuerpo egoico por medio de un esfuerzo consciente.


3. Energía, abstraída de la Tríada espiritual.

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Sin embargo, es esencialmente una actividad de la personalidad integrada y consagrada.

 

Los esoteristas no deben adoptar la posición de que lo único que deben hacer es esperar pasivamente alguna actividad del alma, que se producirá automáticamente después de haber alcanzado contacto con ella en cierta medida y que, en consecuencia y con el tiempo, esta actividad evocará respuesta de la personalidad y de la Tríada. Esto no es así. El trabajo de construcción del antakarana es principalmente una actividad de la personalidad, ayudada por el alma, lo cual oportunamente evoca una reacción de la Tríada. En la actualidad los aspirantes están demasiado dominados por la inercia.

 

Podría analizar esta cuestión desde otro ángulo. Cuando la personalidad comienza a trasmutar el conocimiento en sabiduría, el foco de la vida de la personalidad se traslada al plano mental, pues la transmutación (con sus etapas de comprensión, análisis, reconocimiento y aplicación) es fundamentalmente un proceso mental.

 

La personalidad comienza también a comprender el significado del amor y a interpretarlo en términos del bienestar del grupo y no en términos del yo personal, deseo, ni tampoco aspiración.

 

El amor verdadero es comprendido correctamente sólo por el individuo de tipo mental, espiritualmente orientado. La personalidad está llegando también a comprender que en realidad no hay tal cosa como sacrificio.

 

El sacrificio es, comúnmente, el deseo frustrado de la naturaleza inferior, voluntariamente soportado por el aspirante, pero -en esta fase- constituye una mala interpretación y limitación.

 

 

Sacrificio es, en realidad, completa sumisión a la voluntad de Dios, pues la voluntad espiritual del hombre y la voluntad divina (tal como él la reconoce en el Plan) son su propia voluntad. Hay una creciente identificación con el propósito. Por lo tanto, la propia voluntad, el deseo y esas actividades inteligentes que tienen doble móvil, son vistos y reconocidos como meras expresiones inferiores de los tres aspectos divinos, y el esfuerzo consiste en expresar en términos del alma y no, como hasta ahora, en términos de la personalidad consagrada y rectamente orientada.

 

Ello sólo es posible en su verdadero sentido cuando el foco de la vida se sitúa en el vehículo mental y cuando la cabeza y el corazón entran en actividad. En este proceso las etapas de la formación del carácter son consideradas esenciales y efectivas y emprendidas consciente y voluntariamente. Pero -cuando las bases del buen carácter y la actividad inteligente están firmemente establecidas- algo todavía más elevado y sutil debe ser erigido sobre la subestructura.

 

Conocimiento-sabiduría, debe ser reemplazado por la comprensión intuitiva, siendo en realidad, la participación incluyente en la actividad creadora de la divinidad. La idea divina debe convertirse en un ideal factible, y este ideal debe desarrollarse y manifestarse en la sustancia del plano físico. El hilo creador, más o menos preparado, debe ser puesto en función activa y consciente.

 

 

 

Amor deseo, debe ser interpretado en términos de divina atracción, implicando el correcto o incorrecto empleo de las energías y fuerzas. Este proceso pone al discípulo en contacto con la divinidad como si fuera un TODO progresivamente revelado. La parte, por medio del desarrollo magnético de su propia naturaleza, establece paulatinamente contacto con todo cuanto Es. El discípulo llega a ser consciente de esta totalidad, mediante una creciente y vívida expansión de conciencia que conduce a la iniciación, realización e identificación. Éstas son las tres etapas de la iniciación.

 

El hilo de la conciencia, en colaboración con los hilos creador y de vida; despierta a un proceso plenamente consciente de participación dentro del Plan creador divino, Plan motivado por el amor e inteligentemente ejecutado.

 

Voluntad dirección (término que describe la orientación producida por la comprensión de los dos procesos, conocimiento sabiduría y deseo amor), debe producirse la orientación final de la personalidad y el alma, fusionadas, mezcladas y unificadas, hacia la liberación de la Tríada espiritual; entonces la tentativa consciente de utilizar estas tres energías culmina en la creación del antakarana en el plano mental. Observarán que en esta primera etapa del proceso hago hincapié en las palabras "orientación y tentativa". Señalan simplemente que el iniciado controla finalmente la sustancia.

 

El hecho de que el hombre pase del reino de la aspiración y de la devoción, al mundo de la voluntad enfocada, indica que ya no está en el sendero de probación.

 

Otro indicio de ello es que comienza a interpretar la vida en términos de energías y fuerzas y no en términos de cualidad y deseo. Esto señala un definido paso adelante. Actualmente, en la vida del discípulo, se emplea muy poco la voluntad espiritual, como resultado de la correcta orientación.

En el futuro, la Ciencia del Antakarana y su analogía inferior, la Ciencia de la Evolución Social (el antakarana o la totalidad de los seres humanos), serán conocidas como la Ciencia de Invocación y Evocación.

 

En realidad es la Ciencia de la Relación Magnética, donde se establecen rectas relaciones mediante la mutua invocación, efectuándose un proceso de respuesta, la evocación.

 

Esta ciencia subyace detrás del despertar consciente de los centros y su interrelación, en la relación entre un hombre y otro, un grupo y otro y, eventualmente, entre una nación y otra.

 

Esta invocación y la consiguiente evocación, oportunamente relaciona al alma y la personalidad y al alma y la mónada.

 

Constituye el principal objetivo de la demanda humana a Dios, a la Jerarquía y a los Poderes espirituales del cosmos, no importa cómo se los designe.

 

El clamor se eleva. La invocación de la humanidad puede evocar y evocará, respuesta de la Jerarquía espiritual y dará la primera demostración, en vasta escala, de esta nueva ciencia esotérica -esotérica porque está basada en el sonido. De allí el empleo del OM. No puedo entrar a detallar esta ciencia, pues debemos limitar nuestra atención al tema de la Ciencia del Antakarana.


 

 

 

 

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