TRATADO SOBRE FUEGO CÓSMICO ALICE ANN BAILEY -MAESTRO TIBETANO (Djwhal Khul)
POSTULADOS DE INTRODUCCIÓN
I. Existe un solo Principio Inmutable e Ilimitado; una sola Realidad Absoluta precediendo a todo Ser manifestado y condicionado. Está más allá del conocimiento y alcance de todo pensamiento y expresión humanos. El Universo manifestado se halla contenido en esta Realidad Absoluta y es el símbolo que la condiciona. La totalidad de este Universo manifestado comprende tres aspectos: 1. El Primer Logos Cósmico, impersonal e inmanifestado, el precursor de lo Manifestado. 2. El Segundo Logos Cósmicos, Espíritu-Materia, Vida, el Espíritu del Universo. 3. El Tercer Logos Cósmico, Ideación Cósmica, el Alma Universal del Mundo. De estos principios creadores fundamentales surgen correlativamente, en sucesivas graduaciones, innumerables universos que encierran incontables estrellas y sistemas solares en manifestación. Cada sistema solar es la manifestación de la energía y de la vida de una gran Existencia cósmica a quien denominamos, a falta de mejor término, Logos solar. Este Logos solar encarna, o viene a la manifestación, a través de un sistema solar. Este sistema solar constituye el cuerpo o la forma de esa Vida cósmica, y es en sí triple. Este triple sistema solar puede describirse en términos de tres aspectos, o (según lo denomina la teología cristiana) de tres personas. FUEGO ELÉCTRICO O ESPIRITU 1ra. Persona Padre Vida Voluntad Propósito Energía positiva. FUEGO
SOLAR O ALMA FUEGO
POR FRICCIÓN O CUERPO O MATERIA Cada uno de estos tres se manifiestan también en forma triple, totalizando a.
las nueve Potestades o Emanaciones, Estos, conjuntamente con toda la manifestación, el Todo, producen el diez (10) de la manifestación perfecta, o sea el HOMBRE perfecto.
Estos tres aspectos del Todo se hallan presentes en todas las formas. a. El sistema solar es triple; se manifiesta a través de los tres aspectos ya mencionados. b. Un ser humano es también triple, manifestándose como Espíritu, Alma y Cuerpo, o Mónada, Ego y Personalidad. c. El átomo del científico es análogamente triple, compuesto de un núcleo positivo, electrones negativos y toda la manifestación externa, resultado de la relación existente entre los dos primeros.
Los tres aspectos de cada forma se interrelacionan; son susceptibles de interacción porque a. la energía se halla en movimiento y circula; b. todas las formas del sistema solar forman parte del Todo, y no son unidades aisladas, y c. ésta es la base de la fraternidad, de la comunión de los santos y de la astrología. Los tres aspectos de Dios, el Logos solar y la Energía o Fuerza central (términos sinónimos en sentido oculto) se manifiestan por medio de los siete centros de fuerza –tres centros mayores y cuatro menores. Estos siete centros de Fuerza logoica están constituidos de tal manera que forman Entidades colectivas, conocidas como: a.
Los siete Logos planetarios. Los siete Logos incorporan siete tipos de fuerza diferenciada y en este tratado se les considerará como los Señores de Rayo. Los nombres de los Rayos son:
1er. Rayo Rayo de Voluntad o Poder 1er. Aspecto
Éstos son los Rayos mayores
II. Existe una ley básica denominada Ley de Periodicidad.
1. Esta ley rige toda la manifestación, ya sea la de un Logos solar, por intermedio de un sistema solar, o la de un ser humano por medio de una forma humana. Esta ley controla similarmente a todos los reinos de la naturaleza.
2. Existen otras leyes en el sistema que están vinculadas con ésta; algunas de ellas son las siguientes:
a.
La Ley de Economía ... rige a la materia, el tercer aspecto. d. La Ley de Síntesis.....rige al espíritu, el primer aspecto. 3. Estas tres son leyes cósmicas. Hay siete leyes que rigen la manifestación de nuestro Logos solar.
a.
La Ley de Vibración. 4. Cada una de estas Leyes se manifiesta particularmente en cualquiera de los siete planos del sistema solar. 5. Cada ley entra en vigencia periódicamente y cada plano tiene su período de manifestación y de oscuración. 6. Cada vida manifestada tiene tres grandes ciclos: Nacimiento
vida muerte 7. Conocer los ciclos significa tener conocimiento del número, del sonido y del color. 8. El pleno conocimiento del misterio de los ciclos lo posee únicamente el adepto perfecto. III. Todas las almas son iguales a la Super-Alma. 1. El Logos del sistema solar es el Macrocosmos. El hombre es el microcosmos. 2. El alma es un aspecto de todas las formas de vida desde un Logos hasta un átomo. 3. La relación que existe entre todas las almas con la Super-Alma es la base científica de la creencia en la Fraternidad. Fraternidad es una realidad de la naturaleza, no un ideal. 4.
La Ley de Correspondencia explica los detalles de esta relación. 5. Así como Dios es el Macrocosmos para todos los reinos de la naturaleza, así también el hombre es el macrocosmos para todos los reinos subhumanos. 6.
La meta para la evolución del átomo es la autoconciencia, tal como
se demuestra en el reino humano. 7. El Logos solar es la suma total de todos los estados de conciencia dentro del sistema solar. PRIMERA PARTE FUEGO POR FRICCIÓN FUEGO DE LA MATERIA
SECCIÓN A. LOS FUEGOS INTERNOS DE LA ENVOLTURA.
SECCION
B. EL RAYO DE LA PERSONALIDAD Y SU RELACIÓN
SECCION C. EL CUERPO ETÉRICO Y EL PRANA.
SECCION D. EL KUNDALINI Y LA COLUMNA VERTEBRAL.
SECCION E. EL MOVIMIENTO DE LOS PLANOS FÍSICO Y ASTRAL.
SECCION F. LA LEY DE ECONOMÍA.
CONSIDERACIONES PRELIMINARES
I.
Fuego en el Macrocosmos
Con breves palabras de introducción nos proponemos sentar las bases para este Tratado sobre Fuego Cósmico encarando el tema del fuego en sus aspectos macro y microcósmico y considerándolo desde el punto de vista del sistema solar y del ser humano.
Será necesario emplear ciertos tecnicismos preliminares que a simple vista podrán parecer algo abstrusos y complicados, pero que si se estudian y meditan resultarán iluminadores y explicativos. Cuando la mente se haya familiarizado con ciertos detalles nos proporcionará una hipótesis lógica respecto a la naturaleza y al origen de la energía. En otro libro ya se ha tratado parte de este tema, pero deseamos hacer una recapitulación y al mismo tiempo ampliar lo expuesto, a fin de establecer una extensa base sobre la cual pueda erigirse el tema y proporcionar el delineamiento general que marcará los límites de nuestra exposición.
Consideraremos primero el tema desde el punto de vista macrocósmico, para luego trazar su analogía en el microcosmos o ser humano.
I. FUEGO EN EL MACROCOSMOS El Fuego es triple en su naturaleza esencial; pero cuando se manifiesta puede verse como una expresión quíntuple y definirse como:
1. Fuego por fricción o fuego interno vitalizador. Este fuego anima y vitaliza el sistema solar objetivo. Es la suma total del kundalini logoico, cuando está totalmente activo en el sistema.
2. Fuego solar o fuego mental cósmico. Es esa parte del plano mental cósmico que anima al cuerpo mental del Logos. Puede ser considerado como la suma total de las chispas mentales, los fuegos de los cuerpos mentales y el principio que anima a los entes o unidades evolucionantes de la raza humana en los tres mundos.
3. Fuego eléctrico o la divina Llama logoica. Esta llama es el signo que distingue a nuestro Logos y lo diferencia de los demás Logos; constituye Su principal característica e indica el lugar que le corresponde en la evolución cósmica.
Este triple fuego puede describirse, en relación con los rayos, de la manera siguiente: Primero, tenemos los fuegos animadores del sistema solar, los fuegos del rayo primordial de la materia activa inteligente. Constituyen la energía de Brahma, el tercer aspecto del Logos.
Luego tenemos los fuegos del Rayo divino Amor-Sabiduría, el rayo del amor inteligente, que constituye la energía del aspecto Vishnu, el segundo aspecto logoico.( ) Finalmente tenemos los fuegos del plano mental cósmico, fuegos del rayo cósmico de la voluntad.
Podrían describirse como los rayos de la voluntad inteligente y son la manifestación del primer aspecto logoico, el aspecto Mahadeva. ( ) Por lo tanto tenemos tres rayos cósmicos en manifestación:
El Rayo de actividad inteligente. La gloria de este rayo es muy visible porque ha logrado desarrollarse más que los otros dos, siendo producto de un mahakalpa o sistema solar anterior.( ) Contiene a vibración básica de este sistema solar, y es el gran fuego interno que anima y vitaliza a la totalidad, penetrando desde el centro a la periferia. Es la causa del movimiento de rotación y, por consiguiente, de la forma esferoide de todo lo que existe.
El Rayo de amor inteligente. Este rayo contiene la vibración más elevada que nuestro Logos o Deidad solar es capaz de producir en el actual sistema solar. Aún no vibra en forma adecuada ni tampoco ha logrado su máxima actividad. Es la base del movimiento cíclico en espiral del cuerpo logoico, y así como la Ley de Economía es la ley que rige los fuegos internos del sistema, así también la Ley cósmica de Atracción y Repulsión es la ley básica de este Rayo divino.
El Rayo de voluntad inteligente. Muy poco puede decirse acerca de este rayo de la mente cósmica; su evolución es paralela a la del rayo de amor cósmico, pero su vibración es más lenta y su desarrollo más pausado. Esto sucede definida y deliberadamente debido al propósito y a la decisión del Logos solar, quien en su elevado nivel (así como lo hacen Sus reflejos, los hijos de los hombres) trata de obtener un desarrollo más completo; por lo tanto, en este gran ciclo se dedica a desarrollar el amor cósmico.
Este Rayo está regido por la Ley de Síntesis, y constituye la base del movimiento en el sistema, que podría describirse mejor como movimiento de avance o de progresión a través del espacio. Poco puede decirse sobre este rayo y su expresión. Controla los movimientos de todo el “círculo no se pasa” en relación con su centro cósmico.( ) La clasificación en la página 63 esclarecerá lo mencionado.
Podemos considerar estas tres expresiones de la Vida divina como la triple modalidad de la manifestación. Primero, el universo objetivo o tangible; segundo, las formas o mundos subjetivos; tercero, el aspecto espiritual que se encuentra en el corazón de todo.( )
Los fuegos internos que animan y vitalizan se manifiestan de dos maneras:
Primero, como calor latente. Es la base del movimiento de rotación y la causa de la coherente manifestación esférica de toda existencia, desde el átomo logoico, el “círculo no se pasa” solar, hasta el más diminuto átomo de la química o de la física.
Segundo, como calor activo. Da por resultado la actividad y el impulso progresivo de la evolución material.
En el plano más elevado, la combinación de los tres factores: fuego latente, fuego activo y la sustancia primordial o la que ambos animan, se conoce como el “mar de fuego”, del cual Akasha es la primera diferenciación de la materia pregenésica.
Akasha en manifestación se expresa como Fohat o Energía divina, y Fohat en los diferentes planos se conoce como éter, aire, fuego, agua, electricidad, prana y términos por el estilo( ) ( ) ( ).
Es la suma total de lo activo, animado o vitalizado y todo cuanto se relaciona con la adaptación de la forma e la; necesidades de la llama interna de la vida.
Será conveniente indicar que el magnetismo es el efecto producido por el Rayo divino en manifestación, así como la electricidad es la manifestación del efecto producido por el Rayo primordial de inteligencia activa. Se ha de reflexionar sobre esto porque oculta un misterio.
Los fuegos del plano mental se manifiestan también de dos maneras:
Primero, como Fuego de la Mente, es la base de toda expresión y, en un sentido oculto peculiar, la suma total de la existencia. Establece la relación entre la vida y la forma, entre el espíritu y la materia, siendo también la base de la conciencia misma.
Segundo, como Elementales del Fuego, o la suma total de la expresión activa del pensamiento, se expresan a través de esas entidades que, en esencia, son el fuego mismo.
Estas expresiones duales constituyen los cuatro factores necesarios del cuaternario logoico( ), o la naturaleza inferior del Logos, considerando Su manifestación desde un punto de vista esotérico; exotéricamente constituyen la suma total del cuaternario logoico, además del quinto principio logoico, la mente cósmica.
Este tercer fuego, sumado a los otros dos, forma los cinco que se necesitan para el desarrollo evolutivo del Logos y, mediante la fusión perfecta con los otros dos fuegos, y a medida que continúa el proceso evolutivo, se observa la meta de la realización logoica para el gran ciclo o periodo de este sistema solar.
Cuando el rayo primordial de actividad inteligente, el rayo divino de amor inteligente y el tercer rayo cósmico de voluntad inteligente se unan, mezclen, fusionen y resplandezcan, el Logos recibirá la quinta Iniciación, completando así uno de Sus ciclos.
Cuando movimientos cíclicos giratorios, progresivos y en espiral actúen en perfecta síntesis, entonces se habrá alcanzado la vibración deseada. Cuando las tres leyes, de Economía, de Atracción y de Síntesis actúen perfectamente ajustadas entre sí, entonces la naturaleza desempeñará perfectamente la función necesaria y adaptará correctamente la forma material al espíritu inmanente, la materia a la vida y el vehículo a la conciencia.
II. FUEGO EN EL MICROCOSMOS
Consideraremos brevemente la analogía que existe entre el todo mayor y la unidad hombre; luego agruparemos el tema en forma detallada y trataremos las secciones en que será prudente dividirlo.
El fuego en el microcosmos es triple en su esencia y quíntuple en su manifestación.
1. Tenemos el Fuego Vitalizador Interno, la analogía del fuego por fricción, la suma total del kundalini individual, animando la estructura corpórea que se manifiesta también dé dos maneras:
Primero, como calor latente, base de la vida de la célula esferoidal o átomo y de su ajustada rotación con las otras células.
Segundo, como calor activo o prana, que anima todo y es la fuerza impulsora de la forma evolucionante. Se manifiesta en los cuatro éteres y en estado gaseoso. En el plano físico tenemos la analogía del hombre con el Akasha y su quíntuple manifestación en el plano del sistema solar.
Este fuego es la vibración básica de ese pequeño sistema en el cual la mónada o espíritu humano constituye el logos y mantiene a la personalidad u hombre material inferior en la manifestación objetiva, permitiendo a la unidad espiritual ponerse en contacto con el plano de materia más densa. Es la analogía del rayo de actividad inteligente y está regido por la Ley de Economía en una de sus subdivisiones, la Ley de Adaptación en el factor tiempo.
2. Luego tenemos el Fuego o Chispa de la Mente, que en el hombre tiene su analogía en el fuego solar. Constituye la unidad pensante y autoconsciente, el Alma. Al fuego de la mente lo rige la Ley de Atracción, porque es su analogía superior. Más adelante nos explayaremos sobre ello. Es la chispa de la mente en el hombre, manifestándose como actividad cíclica-espiral, que conduce a la expansión y a su oportuno retorno al centro de su sistema, la Mónada, origen y meta del jiva o ser humano reencarnante. Dicho fuego se manifiesta, lo mismo que en el Macrocosmos, de dos maneras:
Como voluntad inteligente que vincula a la Mónada o Espíritu con su punto inferior de contacto, la personalidad, actuando por medio de un vehículo físico.
Como factor vitalizador, aunque todavía de manera imperfecta, de las formas mentales construidas por el pensador. Puede decirse que muy pocas formas mentales han sido construidas por el centro de la conciencia, el Pensador o Ego.
Pocos son los individuos que han alcanzado un contacto tan íntimo con su Yo superior o Ego, que sean capaces de construir una forma con sustancia del plano mental y puedan decir que expresan los pensamientos, propósitos o deseos de su Ego, actuando por medio del cerebro físico.
Podría decirse que la mayoría de las formas mentales que circulan actualmente son conglomerados de materia construida con la ayuda de kama-manas (deseo tenuemente matizado con materia mental que produce una mezcla de materia astral y mental, en su mayor parte astral) y, en gran parte, por la acción refleja elemental.
Estas expresiones duales se refieren a:
1. El fuego activo o prana. Fuego latente o calor corporal.
2. La energía mental del cuerpo mental. Formas de pensamientos puramente mentales, animadas por el fuego autoengendrado o por el quinto principio, siendo en consecuencia parte de la esfera o del sistema de control de la Mónada.
Estos forman un cuaternario esotérico que con el quinto factor, le chispa divina de voluntad inteligente, constituyen la quíntuple manifestación monádica -en este caso significa una manifestación puramente subjetiva, la cual ni es totalmente espiritual ni material.
3. Finalmente tenemos la divina Llama monádica, que contiene la vibración más elevada que la Mónada es capaz de obtener; está regida por la Ley de Síntesis, y es la causa del movimiento progresivo del jiva evolucionante.
Llegamos, por lógica, al punto de fusión o fin de la manifiesta y a la consumación (desde el punto de vista de la mónada) del gran ciclo o manvantara. ¿Qué encontramos entonces? Así como en el macrocosmos la fusión de los tres fuegos esenciales del cosmos marcó el punto de realización logoica, así también en la fusión de los fuegos esenciales del microcosmos logramos la apoteosis de la humana realización que corresponde a este ciclo.
Cuando el fuego latente de la personalidad o yo inferior, se mezcla con el fuego de la mente o Yo superior, y luego se fusiona con la divina Llama, entonces el hombre recibe la quinta Iniciación en este sistema solar y ha completado uno de sus grandes ciclos. Cuando los tres fuegos resplandecen como uno solo, entonces se libera de la materia o de la forma material. La materia ha sido ajustada correctamente al espíritu, y la vida que en ella mora abandona definitivamente su envoltura, constituyendo sólo un canal para la liberación.
III. FUEGO EN LA MANIFESTACION
Resumiendo la consideración de los fuegos sustentadores de la economía del sistema solar y del ser humano objetivo visible, los cuales producen el desarrollo evolutivo y son la base de todo afloramiento objetivo, se observará que dichos fuegos se manifiestan como la suma total de la vida vital de un sistema solar, de un planeta, de la entera constitución del hombre que funciona activamente en el plano físico y de un átomo de sustancia.
Hablando en términos generales, diríamos que el primer fuego se relaciona con:
a. La actividad de la materia.
El segundo fuego, que procede del plano cósmico mental, tiene relación con:
a. La forma en que evoluciona la mente o manas.
b. La vitalidad del Alma.
c. La expresión evolutiva del Alma cuando se manifiesta como ese algo elusivo que produce la síntesis de la materia, Al fusionarse ambos por la acción del activo factor energetizante, aparece lo que llamamos conciencia.( )
A medida que prosigue dicha fusión y los fuegos se van sintetizando continuamente, la manifestación que consideramos como existencia consciente se perfecciona cada vez más.
d. Su actuación bajo la Ley de Atracción.
e. El consiguiente resultado como movimiento cíclico en espiral, denominado en el sistema, evolución solar, pero que (desde el punto de vista del cosmos) es el acercamiento de nuestro sistema solar a su punto central, y debe considerarse desde el punto de vista del tiempo.( )
El tercer fuego tiene que ver con: a. La evolución del Espíritu. Nada puede decirse ahora respecto a esta evolución. El desarrollo del espíritu sólo puede expresarse todavía como evolución de la materia; sólo cuando interviene un vehículo adecuado y mediante la adaptación de la envoltura, cuerpo o forma, puede apreciarse el punto de desarrollo espiritual alcanzado en cualquier sentido.
Debería advertirse que así como le resulta imposible al vehículo físico expresar plenamente en el mismo plano el grado total de desarrollo del Ego o Yo superior, tampoco le es posible al Ego percibir y expresar plenamente la cualidad del Espíritu.
De allí la absoluta imposibilidad de que la conciencia humana aprecie con exactitud la vida del Espíritu o Mónada.
b. La actuación de la Llama divina bajo la Ley de Síntesis -término genérico que oportunamente abarcará a las otras dos leyes como subdivisiones.
c. El resultado consecuente del movimiento progresivo -movimiento giratorio, cíclico y progresivo.
El tema de este tratado concierne a la esencia subjetiva del sistema solar, no únicamente al aspecto objetivo o al espiritual.
Se ocupa de los Entes que moran en la forma y se manifiestan como factores animadores por medio de la materia, especialmente de la materia etérica, quienes desarrollan otra facultad, el fuego de la mente, y son esencialmente puntos de fuego que se desprenden por la fricción cósmica que produce la rueda cósmica al girar, siendo impulsados a una manifestación limitada y temporaria, debiendo volver con el tiempo a su punto central cósmico.
Retornarán enriquecidos por los resultados obtenidos en el desarrollo evolutivo, que cuando se asimilen intensificarán su naturaleza fundamental y serán fuego espiritual además de fuego manásico.
El fuego interno de la materia se denomina “Fuego por Fricción” en La Doctrina Secreta. Es un efecto y no una causa. Se produce por los dos fuegos, el del Espíritu y el de la Mente (fuego eléctrico y fuego solar), al ponerse en contacto por medio de la materia.
Esta energía se manifiesta en la materia como los fuegos internos del sol y de los planetas y se refleja en los fuegos internos del hombre. Éste está constituido por la Llama divina y el fuego de la Mente, puestos en contacto por medio de la sustancia o forma.
Cuando la evolución llega a su fin ya no se percibe el fuego de la materia. Persiste únicamente mientras los otros dos fuegos están unidos, y no subsiste fuera de la sustancia.
Reconozcamos ahora brevemente ciertos hechos respecto al fuego de la materia y considerémoslo correlativamente, dejando al tiempo que dilucide su significado. En primer lugar diremos que el fuego interno, por estar a la vez latente y activo, se manifiesta como síntesis de los fuegos del sistema, ya aceptados, y se demuestra por ejemplo, como irradiación solar o combustión interna planetaria.
Este aspecto ha sido en cierta medida tratado por la ciencia y se halla oculto en el misterio de la electricidad del plano físico, siendo la expresión de los fuegos internos activos del sistema y del planeta, así como la combustión interna es la expresión de los fuegos latentes internos. Estos últimos se encuentran dentro de cada globo, y son el origen de toda vida física objetiva.
Segundo, podemos observar que los fuegos internos constituyen la base de la vida en los tres reinos inferiores de la naturaleza y en el cuarto o reino humano, en relación con los dos vehículos inferiores.
El Fuego de la Mente, cuando se ha fusionado con los fuegos internos, constituye la base de la vida en el cuarto reino, y unidos controlan (ahora parcialmente y más tarde totalmente) al triple hombre inferior, la personalidad; este control persiste hasta la primera Iniciación.
Finalmente, el fuego del Espíritu, una vez fusionado con los otros dos fuegos (fusión que comienza en el hombre en la primera Iniciación) constituye la base de la vida o existencia espiritual.
A medida que la evolución del quinto reino o reino espiritual avanza, estos tres fuegos resplandecen simultáneamente produciendo la conciencia perfecta.
Este resplandor da por resultado la purificación final de la materia y su consecuente adaptabilidad; al final de la manifestación produce, oportunamente, la destrucción de la forma, su disolución y el fin de la existencia, según se comprende en los planos inferiores. En términos de la teología budista produce la aniquilación. Esto no implica la pérdida de la identidad, sino la cesación de la objetividad y el retiro del Espíritu y la mente hacia su centro cósmico. Tiene su analogía en la iniciación, donde el espíritu se halla libre de las limitaciones de la materia de los tres mundos. Los fuegos internos del sistema, del planeta y del hombre son tres: 1. Fuego interno en el centro de la esfera, esas hogueras internas que producen calor. Éste es fuego latente. 2. Fuego irradiante. Este tipo de fuego puede ser expresado en términos de electricidad en el plano físico, de rayos de luz y de energía etérica. Éste es fuego activo. 3. Fuego esencial, o los elementos del fuego, quienes son la esencia del fuego. Estos se clasifican principalmente en dos grupos: a.
Devas del fuego o entes evolutivos. Más adelante los trataremos al considerar el Fuego de la Mente y la naturaleza de los elementales del pensamiento. Estos elementales y devas están controlados por Agni, el Señor del Fuego, y cuando lo consideremos a Él y a Su reino, podremos desarrollar el tema más extensamente. Sin embargo, podríamos indicar aquí que nuestras dos primeras afirmaciones respecto a los fuegos internos, expresan el efecto que las entidades del fuego producen sobre su medio ambiente. En este sentido, otros términos que pueden aplicarse son calor e irradiación. Cada uno de estos efectos produce diferentes tipos de fenómenos. El fuego latente produce el crecimiento activo de aquello que se halla incrustado y es la causa del empuje ascendente que trae a la manifestación todo lo que existe en los reinos de la naturaleza. El fuego irradiante motiva el continuo crecimiento de lo que ha progresado bajo la influencia del fuego latente, hasta el punto de recepción de lo irradiado. Permítanme clasificarlo de la manera siguiente: Macrocósmico, o del Sistema. El Logos solar o el Exaltado Hombre celestial. El fuego latente o interno produce el calor interno y hace que en el sistema solar se originen todas las formas de vida. Es el calor inherente, causa de toda fertilización humana, animal o vegetal. El fuego activo irradiante sostiene la vida interna y causa la evolución de todo cuanto ha evolucionado hasta la objetividad por medio del fuego latente. Planetario, o el Hombre Celestial. Lo que se ha dicho respecto al sistema como una totalidad, puede decirse respecto a todos los planetas, los cuales reflejan la naturaleza del Sol, su hermano mayor. Humano, o el Hombre Microcósmico. El fuego latente humano, el calor interno del organismo humano, origina la producción de otras formas de vida, tales como: 1.
Las células del cuerpo físico. El fuego humano activo irradiante es un factor todavía poco comprendido; tiene relación con el aura de la salud y con la irradiación del cuerpo etérico; el cual capacita al hombre para curar y transmitir el fuego activo. Es necesario diferenciar entre esta irradiación del cuerpo etérico, irradiación de prana, y el magnetismo, emanación que procede de un cuerpo más sutil (generalmente el astral) y se relaciona con la manifestación de la Llama Divina, dentro de las envolturas materiales. La Llama divina se forma en el segundo plano, el monádico, y el magnetismo (método para demostrar el fuego irradiante) es percibido principalmente en el cuarto y sexto planos o por medio de los vehículos búdico y astral. Como sabemos, están íntimamente relacionados con el segundo plano. Esta diferencia es importante y debe establecerse cuidadosamente. Hechas las afirmaciones que anteceden, entraremos a considerar más detalladamente los fuegos internos de los sistemas macro y microcósmico.
PRIMERA PARTE SECCIÓN A LOS FUEGOS INTERNOS DE LAS ENVOLTURAS I. Los tres canales II. Los elementales del fuego y los devas Por el significado de la palabra “envoltura” deducirán que pasaremos a estudiar los fuegos que se manifiestan a través de tales exteriorizaciones o velos de sustancia que envuelven y ocultan la Realidad interna. No nos ocuparemos del tema de las envolturas en los planos superiores, sino de los fuegos que animan a los tres vehículos inferiores, el cuerpo físico en sus dos divisiones (etérico y denso), el cuerpo emocional o astral y la envoltura mental. Con gran frecuencia el estudiante ocasional pasa por alto el hecho de que tanto el cuerpo astral como el mental son materiales, tan materiales en su esfera como el físico denso, y también que la sustancia de que están compuestos se halla animada por un triple fuego, lo mismo que el físico. En el cuerpo físico tenemos los fuegos de la naturaleza inferior (el plano animal), centralizados en la base de la columna vertebral. Están situados en un punto que tiene, con respecto al cuerpo físico, la misma relación que el Sol físico con el sistema solar. Este punto central de calor irradia en todas direcciones, utilizando la columna vertebral como arteria principal, pero actúa en estrecha relación con ciertos ganglios centrales, dondequiera estén ubicados, manteniendo una asociación especial con el bazo. En el cuerpo etérico, réplica exacta de su contraparte más densa, tenemos el órgano del fuego activo o irradiante, que como ya se sabe, es el vehículo del Prana. Su función es almacenar los rayos de luz y calor irradiante que extrae del Sol, transmitiéndolos, por medio del bazo, a todas las partes del cuerpo físico. Por lo tanto, en el futuro, se llegará a reconocer que la columna vertebral y el bazo son de máxima importancia para el bienestar físico del individuo y que, cuando la columna vertebral esté debidamente ajustada y alineada y el bazo descongestionado y sano, no tendrá tantas dolencias el cuerpo físico denso. Cuando la hoguera del físico arda intensamente y el combustible del cuerpo (rayos pránicos) se asimile adecuadamente, la estructura humana funcionará como es de desear. Diagrama I
El tema del calor irradiante de los sistemas macro y microcósmico será tratado más detalladamente en una sección posterior. Aquí trataremos únicamente el fuego interno latente de a.
el Sol, Debemos tener en cuenta que en las envolturas astral y mental tenemos la contraparte de los centros ubicados en el cuerpo físico. Estos centros tienen que ver con la materia y su evolución. Podría formularse un enunciado fundamental respecto a los fuegos internos del Sol, de un planeta, del hombre y del átomo: Existe en el Sol, en el planeta, en el hombre y en el átomo, un punto central de calor y (si se me permite emplear un término tan limitador e inadecuado) una caverna central de fuego o núcleo de calor; este núcleo central llega hasta los limites de su esfera de influencia, su “circulo no se pasa”, por medio de un triple canal.( ) a. El Sol. Dentro del Sol, en su mismo corazón, existe un mar de fuego o de calor pero no un mar de llamas. Esta es una diferenciación que quizás no tenga significado para algunos. Constituye el centro de la esfera y el punto de calor interno más intenso, pero tiene poca relación con las llamas o gases ardientes (cualquiera sea el término que se emplee), que por lo general se sabe que existen en lo que respecta al Sol. Es el punto de máxima incandescencia; la esfera objetiva de fuego no es más que la manifestación de esa combustión interna. Este calor central que se irradia a todo el sistema por medio de un triple canal o a través de sus “Rayos de Acercamiento”, en conjunto nos da una idea de lo que es el “calor del sol”. 1. Akasha, en sí misma, es materia vitalizada o sustancia animada por el calor latente. 2. Electricidad, es sustancia de una sola polaridad. energetizada por uno de los tres aspectos logoicos. Expresándolo en términos más ocultos, es sustancia que manifiesta la cualidad del Señor cósmico, Su energía. 3. Rayos de Luz de aspecto pránico, algunos de los cuales comienzan a ser reconocidos por los científicos modernos. Constituyen solamente aspectos del calor latente del Sol cuando se acerca a la Tierra por una determinada línea de menor resistencia. La expresión “canal o rayo de acercamiento” significa pasar del centro de irradiación solar a la periferia. Todo lo que el canal o rayo encuentre en su trayectoria -por ejemplo los cuerpos planetarios-, será afectado de algún modo por las corrientes akáshicas. eléctrica y pránica, pero dichas corrientes constituyen únicamente los fuegos internos del sistema observados desde otro punto de vista del espacio universal, no del solar. Por lo tanto es evidente que el tema del fuego es tan complejo como el de los rayos. Los fuegos internos del sistema solar, al ser considerados desde el ángulo de un planeta, se convierten en externos e irradiantes, mientras que los fuegos internos del planeta afectan al ser humano por irradiación de la misma manera que las emanaciones pránicas de su cuerpo etérico afectan a otro cuerpo físico que también emite irradiaciones. En estos aspectos se ha de comprender que cada uno y todos ellos tienen que ver con la materia o sustancia y no con la mente o Espíritu. b. El planeta. En las profundidades del corazón de un planeta, por ejemplo la Tierra, se encuentran los fuegos internos que ocupan la esfera central o las cavernas que, llenas de fuego incandescente, hacen posible la vida en el mismo. Los fuegos internos de la Luna se encuentran prácticamente consumidos; en consecuencia sólo brilla por reflejo, pues carece del fuego interno que se combine y fusione con la luz externa. Podrá observarse que los fuegos internos de la Tierra actúan, como en el Sol, por medio de tres canales principales: 1. La Substancia productiva, o materia del planeta, vitalizada por el calor. Este calor, conjuntamente con la materia, actúan como madre de todo lo que germina y como protectores de todo lo que existe dentro y fuera. Corresponde al Akasha, la materia activa vitalizada del sistema solar que nutre todo como una madre. 2. Fluido eléctrico, latente en el planeta, aunque poco conocido. Quizás se pueda precisar mejor mediante la expresión “magnetismo animal”. Cualidad característica de la atmósfera de un planeta, o su “círculo no se pasa” eléctrico. Es el polo opuesto del fluido eléctrico solar, y el contacto de ambos y su correcta manipulación constituyen el objetivo -quizás inconsciente- de todo el esfuerzo científico en la actualidad. 3. La Emanación del planeta que podríamos denominar Prana Planetario. A ella nos referimos cuando hablamos de las cualidades dadoras de salud de la Madre naturaleza, y en ello se funda el médico moderno cuando dice sabia-mente “hay que volver a la naturaleza”. La emanación fluídica de este prana actúa sobre el cuerpo físico, aunque en este caso no lo hace por intermedio del cuerpo etérico. Es absorbida exclusivamente por la piel; los poros son su línea de menor resistencia. c. El hombre. En la base de la columna vertebral se hallan ocultos los fuegos del sistema humano o fuegos internos del microcosmos. El centro está situado allí, y desde éste sus irradiaciones pasan a través de los tres canales que existen en la columna vertebral. 1. Calor corpóreo. Hay un canal por el cual se irradia el calor que tiene como finalidad calentar la estructura corpórea. Este proceso de vitalización de la materia densa del cuerpo tiene su analogía en el akasha del sistema y en la sustancia productiva del planeta. 2. Reacción nerviosa. Es el fluido tenue y vitalizador que estimula los centros nerviosos y origina la reacción eléctrica cuando se estable contacto entre los nervios y el cerebro. Esto debería estudiarse más detenidamente. Corresponde a la electricidad planetaria y a la del sistema. 3. Emanación pránica. Es la emanación producida por intermedio del cuerpo etérico, que en el hombre corresponde al prana solar y planetario. Se demuestra principalmente en el aura de salud y nada tiene que ver con las cualidades magnéticas, como generalmente se la interpreta cuando se considera a la personalidad o al hombre como una unidad o ente. Repito esto pues es muy necesario que no haya confusión mental entre el magnetismo que es emanación espiritual y el magnetismo exclusivamente animal. Seria conveniente indicar que esta triple manifestación del fuego se manifiesta similarmente en los cuerpos astral y mental, y tiene que ver con la sustancia de dichos cuerpos. Podemos describirlo, en su triple manifestación, como la suma total del fuego esencial o actividad vital del tercer Logos. Se debe tener muy en cuenta que la manifestación del trabajo de los tres Logos es la expresión de la mente de alguna Entidad cósmica. Similarmente, las siete Entidades planetarias, los siete Hombres celestiales, son siete Logos (también Seres cósmicos), quienes forman el Cuerpo del triple Logos. Tenemos por consiguiente: 1. El Indiferenciado Logos -una Entidad cósmica. 2. El Logos, triple en manifestación: a.
El Señor Cósmico de Poder Voluntad. 3. El triple Logos, séptuple en manifestación, por ejemplo, los siete Logos planetarios.( ) ( ), ( ) Cada una de estas Entidades cósmicas es, en Su esencial esencia, fuego; cada una se manifiesta como fuego en forma triple. Respecto al tiempo, el Señor Cósmico de Inteligencia Activa, considerado desde el punto de vista de la evolución cósmica, ha evolucionado más que Sus dos Hermanos. Constituye la vida de la materia, el luego latente interno. Es la esencia ígnea que se encuentra en el corazón del Sol, del planeta y de las formas materiales del hombre, y la suma total del Pasado. El Señor Cósmico de Amor actualmente trata de unirse con Su hermano y, en lo que respecta al tiempo, personifica todo el presente. Es la suma total de todo lo que tiene forma; es Existencia consciente; es el Hijo divino, y Su vida y naturaleza evolucionan de todas las formas. El Señor Cósmico de Voluntad mantiene oculto el futuro dentro de Sus planes y conciencia. Los tres son hijos de un Padre; los tres son aspectos de UN SOLO Dios, los tres son Espíritu, los tres son Alma y los tres son Rayo, que emanan de un solo centro cósmico. Los tres son sustancia pero, en el pasado, un Señor fue el Hijo mayor; en el presente, otro Señor pasa adelante y en el futuro, otro hará lo mismo. Pero esto sólo sucede en lo que respecta al tiempo. Desde el punto de vista del Eterno Ahora, ninguno es ni más ni menos grande que el otro, porque el último será el primero y el primero, el último. Fuera de la manifestación el tiempo no existe, y fuera de la objetividad no existen estados de conciencia. El fuego del Espíritu es el fuego esencial del primer Señor de Voluntad, además de ser el fuego del segundo Logos, el de Amor. Estas dos entidades cósmicas se combinan, fusionan y manifiestan como Alma. utilizando la ayuda del tercer Logos a fin de manifes-tarse. Los tres fuegos se combinan y fusionan. En. esta cuarta ronda y en este cuarto globo de nuestro esquema planetario, los fuegos del tercer Logos de materia inteligente se fusionan parcialmente con los fuegos de la mente cósmica, manifestándose como poder o voluntad y animando al Pensador en todos los planos. La finalidad de Su colaboración es manifestar, en forma perfecta, al Señor Cósmico de Amor. Debe reflexionarse sobre esto, porque revela un misterio. La combinación de los tres fuegos, la fusión de los tres rayos y la colaboración de los tres Logos, tienen por objetivo (en la actualidad y dentro de este sistema solar) el desarrollo de la Esencia del Señor Cósmico de Amor, la segunda Persona de la trinidad logoica. Al principio no fue así, en el futuro tampoco lo será, pero ahora lo es. Considerados desde el plano mental cósmico, estos Tres constituyen la PERSONALIDAD DEL LOGOS y puede verse que actúan como uno. He aquí el secreto -bien conocido como hecho, aunque no comprendido- del calor excesivo, ocultamente expresado, del cuerpo astral o central de la triple personalidad. Anima y controla al cuerpo físico y sus deseos predominan en la mayoría de los casos; su analogía existe en tiempo y espacio como unión temporaria del espíritu y la materia, los fuegos del amor cósmico y los fuegos de la materia fusionada. Una analogía similar se halla en el aparente calor de este segundo sistema solar. d. El átomo. Podrá observarse que los fuegos internos del átomo actúan de modo similar, y esto ya está siendo reconocido por la ciencia. Por lo tanto no hay necesidad de elucidarlo.( ) II. LOS ELEMENTALES DEL FUEGO Y LOS DEVAS Será de utilidad considerar brevemente los elementales del fuego y los devas y tratar la relación que existe entre el Rayo de la Personalidad y el fuego interno del sistema y su triple manifestación. Se conocen ciertos hechos respecto a los espíritus del fuego, si así pueden denominarse. El hecho fundamental que debe acentuarse es que AGNI, el señor del Fuego, rige a los elementales y devas del fuego en los tres planos de la evolución humana, físico, astral y mental; no sólo los rige en este planeta denominado Tierra, sino en los tres planos que corresponden a todo el sistema. Es uno de los siete Hermanos (expresión familiar empleada para los estudiantes de La Doctrina Secreta), y cada uno de ellos personifica uno de los siete principios, constituyendo en Sí Mismos los siete centros en el cuerpo del Señor Cósmico del Fuego, denominado “Fohat” por H. P. B. Es la ígnea inteligencia activa, base de los fuegos internos del sistema solar. En cada plano rige uno de Ellos, y los tres mayores (los tres se verán siempre, luego los siete, quienes con el tiempo se fusionan con los tres primarios) rigen los planos primero, tercero y quinto, o Adi, Atma ( ) y Manas. Es esencial que recordemos que constituyen, en su tercer aspecto, el fuego de la materia. En su totalidad, estos siete Señores forman la esencia del Señor Cósmico, denominado Fohat en los libros ocultistas.( ) Similarmente los siete Choanes ( ) y sus grupos de discípulos forman la esencia o centros del cuerpo de uno de los Hombres celestiales, uno de los Logos planetarios. Estos siete, a su vez, forman la esencia del Logos. Cada uno de los siete Señores de Fuego ( ) se divide en numerosos grupos de entes de fuego, desde los Señores de los devas de un plano, descendiendo hasta las pequeñas salamandras de las hogueras internas. No nos referimos a las esencias ígneas de los planos superiores en esta etapa de nuestro estudio. Enumeraremos sólo sucintamente algunos de los grupos más conocidos con los cuales se hace contacto en los tres mundos. 1. Plano Físico. Salamandras, son los diminutos elementales del fuego que algunos pueden ver danzando en toda llama, cuidan los fuegos del hogar y de la fábrica. Pertenecen al mismo grupo de los espíritus del fuego que se encuentran en las profundidades de las ígneas entrañas del planeta. Los espíritus del fuego, latentes en todo foco de calor, son en si mismos la esencia del calor, se los encuentra en el calor de la estructura corpórea, humana o animal, y constituyen similarmente el calor terrestre. Los Agnichaitas, o espíritus del fuego de grado superior, forman un vórtice de fuego, y se los ve en gran escala en los volcanes y en los grandes incendios. Se hallan estrechamente vinculados a un grupo de devas aún más importante, quienes forman la envol-tura ígnea del Sol. Los elementales pránicos, esas diminutas esencias ígneas que tienen la capacidad de compenetrar la contextura de un cuerpo humano, de un árbol y de todo cuanto se encuentra en los reinos humano, animal y vegetal, y se fusionan con los fuegos de los sistemas microcósmicos. Ciertos miembros del reino dévico, que pueden ser descritos como animando ciertos grandes rayos de luz, quienes son la esencia de esos rayos. Podríamos enumerar otras formas elementales de vida y grupos de devas, pero los ya citados son suficientes para nuestro propósito. 2. Plano Astral. Las esencias ígneas de este plano son más difíciles de comprender, pues aún no tenemos desarrollada la vista para ver dicho plano. Constituyen en sí el calor del cuerpo emocional y del cuerpo sensorio. Son de orden inferior mientras se hallan en el sendero del deseo, y de orden superior cuando están en el sendero de la aspiración; entonces el elemental se trasmuta en deva. Tienen muchos grados y categorías, pero sus nombres no interesan, excepto en un caso. Será importante conocer el nombre que se aplica a los devas del fuego, cuya misión es cuidar los fuegos que más tarde destruirán al cuerpo causal. Debemos recordar que el ascenso del fuego latente en la materia y su fusión con los otros dos fuegos causa destrucción. Estos elementales y devas se denominan Agnisuryas, siendo en su totalidad las esencias ígneas de budi, de manera que su manifestación más inferior es el sexto plano, el astral. En
este tratado se dará más adelante una detallada y extensa Información
sobre estas vidas dévicas.
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