El Séptimo Rayo:

Revelador de la Nueva Era

 

 De los escritos de Alice A. Bailey

y el Maestro Tibetano Djwhal Khul

 

 

Índice:

 

Prólogo

Capítulo 1: Declaraciones generales de introducción

a.   Los siete Rayos

b.   El Séptimo Rayo

 

Capítulo 2: Transición desde un ciclo de Sexto Rayo a uno de Séptimo

 

Capítulo 3: Los Tres Departamentos de la Jerarquía

a.   Las Jerarquías Solar y Planetaria

b.   El Trabajo del Mahachohan

c.   El Ashrama de Séptimo Rayo

 

Capítulo 4: La Astrología y el Séptimo Rayo

 

Capítulo 5: La Psicología de las Naciones

a.   Naciones de Séptimo Rayo

b.   Las Influencias de Séptimo Rayo a través de los Regentes Planetarios

 

Capítulo 6: El Séptimo Rayo manifestándose a través del individuo

a.   Características y tendencias generales

b.   Instrucciones a los Miembros Individuales del Grupo Simiente del Tibetano

 

Capítulo 7: La Curación Esotérica y el Séptimo Rayo

 

Capítulo 8: Meditación – El Impacto de Séptimo Rayo

 

Capítulo 9: El Séptimo Rayo y la Iniciación

 

Capítulo 10: Efectos del Entrante Séptimo Rayo

a.   Masonería

b.   El Reino Mineral

c.   Animales

d.   Devas

e.   Espiritismo

f.     Futuro Desarrollo: La fusión del Espíritu y la Materia

 

 

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Libros de Referencia

del Maestro El Tibetano (DjwhaI KhuI)

dictados a Alice A. Bailey

 

 

Nro.        Libro Título

   

 

1.         Iniciación Humana y Solar

2.         Cartas sobre Meditación Ocultista

3.         Tratado sobre Fuego Cósmico

4.         Tratado sobre Magia Blanca

5.         Discipulado en la Nueva Era – Tomo I

6.         Discipulado en la Nueva Era – Tomo II

7.         Los Problemas de la Humanidad

8.         La Reaparición de Cristo

9.         El Destino de las Naciones

10.     Espejismo (Glamour): Un Problema Mundial

11.     Telepatía y el Vehículo Etérico

12.     La Educación en la Nueva Era

13.     La Exteriorización de la Jerarquía

 

                                             Tratado sobre los Siete Rayos:

 

14.     Tomo I: Psicología Esotérica I

15.     Tomo II: Psicología Esotérica II

16.     Tomo III: Astrología Esotérica

17.     Tomo IV: La Curación Esotérica

18.     Tomo V: Los Rayos y las Iniciaciones

        

Ejemplo de referencias. La referencia numérica que figura al término de una cita, por ejemplo (13-75/6): es tomada del libro La Exteriorización de la Jerarquía (13) comenzando en la pág. 75 y continuando hasta la pág. 76.

 

 

 

 

 

 

 

Notas Claves:

 

En primer lugar podría decir que el principal problema actual se debe a que actúan simultáneamente dos rayos de gran poder. Sus efectos se hallan hasta ahora tan bien equilibrados que se ha producido una situación que está descripta en los antiguos archivos como: "La época en que las cimas de las montañas protectoras se despeñan de su lugar elevado, y las voces de los hombres se pierden en el estrépito y estruendo de la caída". Dichos periodos sólo ocurren en raros y largos intervalos, y cada vez que tiene lugar se inicia un periodo peculiarmente significativo de divina actividad. Las antiguas cosas desaparecen, pero sin embargo, se restauran los viejos jalones. El séptimo rayo de Orden Ceremonial o Ritual, está entrando en manifestación. El sexto rayo de Idealismo o Visión Abstracta, está saliendo lentamente. El séptimo rayo traerá a la manifestación lo que fue visualizado y también lo que constituyó los ideales del precedente ciclo de actividad de sexto rayo. Un rayo prepara el camino para otro, y la razón de que se manifieste uno u otro depende del Plan y del Propósito divinos. No es frecuente que dos rayos sigan uno al otro en regular secuencia numérica, como acontece ahora. Cuando esto suceda, los efectos siguen a la causa rápidamente y esto podría ser la base de una segura esperanza.

 

Psicología Esotérica, Tomo I, pág. 281

 

Uno de los inevitables efectos de la energía de séptimo rayo será relacionar y unificar en estrecha síntesis, los cuatro reinos de la naturaleza, debiendo hacerse como preparación para realizar el trabajo largamente preordenado para la humanidad, que consiste en ser el agente distribuidor de la energía espiritual para los tres reinos subhumanos. Ésta es la principal tarea de servicio que debe emprender el cuarto reino por medio de sus almas encarnadas. La radiación proveniente del cuarto reino será algún día tan poderosa y sus efectos tendrán tan largo alcance, que compenetrarán las mismas profundidades del mundo fenoménico creado, llegando incluso hasta el reino mineral. Entonces veremos los resultados a que se refiere el gran iniciado Pablo, cuando dice que toda la creación espera la manifestación de los Hijos de Dios. Tal manifestación es la irradiación de la gloria, el poder y el amor.

 

El Destino de las Naciones, pág. 92/3

 

 

Prólogo

 

La colaboración del Maestro Tibetano Djwhal Khul y Alice A. Bailey durante un periodo de 30 años, desde 1919 hasta 1949, dio por resultado la publicación de un cúmulo de enseñanza de la Sabiduría Arcana, que el Tibetano predijo que seria más relevante para el grupo de discípulos que estuvieran trabajando en el final del siglo.

 

La humanidad está pasando el periodo de transición entre la saliente era de Piscis, gobernada por el sexto Rayo de Devoción e Idealismo, y la entrante era Acuariana, regida por el séptimo Rayo de Orden y Organización. El Tibetano sugirió la preparación de una compilación de todos los enunciados sobre el séptimo Rayo encontrados en todos los libros que escribió con Alice Bailey, como una ayuda para los hombres y mujeres que se empeñan en prepararse para el servicio del discipulado durante esta época.

 

El séptimo Rayo de Orden Ceremonial es uno de los siete rayos de energía que demuestran las siete cualidades de la Deidad, y que consecuentemente tienen un séptuple impacto sobre la materia y las formas que se encuentran en el universo. En la era que está rápidamente comenzando, el séptimo Rayo será la energía dominante durante 2.000 años. Por lo tanto, se vuelve imperativo que los estudiantes de la Sabiduría Arcana logren una más profunda comprensión del séptimo Rayo, su naturaleza y poder. De hecho, tal como se proyecta en el libro Cartas sobre Meditación Ocultista, de Alice A. Bailey, la enseñanza sobre el séptimo Rayo formará parte del programa de estudios de las futuras escuelas esotéricas.

 

Una ordenada belleza y ritmo comenzarán a ponerse de manifiesto en todos los aspectos de la vida del plano físico, a medida que la humanidad adquiera una mayor respuesta sensible a la energía de orden y organización del séptimo Rayo, el rayo de la "decencia ritualista".

 

Esperando que esta compilación pueda contribuir a un reconocimiento de nuevas oportunidades para el servicio grupal, tenemos el gusto de ofrecer: "El Séptimo Rayo: Revelador de la Nueva Era"

 

Lucis Publishing Company, Abril de 1995

 

 

 

 

 

Capítulo Uno

 

Declaraciones Generales de Introducción

 

Los Siete Rayos

 

Se afirma que existen siete grandes rayos en el cosmos. En nuestro sistema solar sólo uno de estos grandes rayos está en actividad. Las siete subdivisiones constituyen los "siete rayos" que manejados por nuestro Logos solar, forman la base de infinitas variaciones en su sistema de mundos. Estos siete rayos pueden describirse como los siete canales a través de los cuales fluye todo lo que existe en Su sistema solar, las siete características predominantes, o modificaciones de la vida, que no sólo se aplican a la humanidad sino también a los siete reinos. En realidad no existe nada en el sistema solar, cualquiera sea su grado de evolución, que no pertenezca ni haya pertenecido a uno de los siete rayos... (14‑141)

 

Los siete rayos son la suma total de la divina Conciencia, la Mente Universal; podrían ser considerados como las siete Entidades inteligentes a través de las cuales el plan se desarrolla. Personifican el divino propósito; expresan las cualidades requeridas para la materialización de ese propósito; crean las formas, y son las formas mediante las cuales la idea divina puede ser llevada a su consumación. Simbólicamente pueden considerarse como que constituyen el cerebro de¡ divino Hombre Celestial. Corresponden a los ventrículos del cerebro, a los siete centros del cerebro, a los siete centros de fuerza ya las siete glándulas principales que determinan la cualidad del cuerpo físico. Son los conscientes ejecutores del propósito divino y los siete Alientos que animan todas las formas que han sido creadas por Ellos para llevara cabo el plan.

 

Tal vez sería más fácil comprenderla relación de los siete rayos con la Deidad, si recordamos que el hombre mismo (por ser hecho a imagen de Dios) es un ser séptuple, capaz de expresar siete estados de conciencia y los siete principios o cualidades fundamentales que le permiten percibirlos siete planos en los cuales actúa en forma consciente o inconsciente. Es un septenario en todo momento, pero su objetivo es percibir conscientemente todos los estados del ser, expresar conscientemente todas las cualidades y actuar libremente en todos los planos.

 

Los Seres de los siete rayos, a diferencia del hombre son totalmente cons­cientes y perciben en su totalidad el propósito y el Plan. Están siempre en "profunda meditación", y llegaron al punto en que, a través de Su avanzada etapa de desarrollo, son “impulsados hacia la realización". Son totalmente conscientes de sí mismos y del grupo; constituyen la suma total de la mente universal, y se hallan “despiertos y activos". Su meta y propósito es de tal naturaleza que sería inútil especular sobre ambos, porque el punto más elevado de realización para el hombre es el punto más bajo para Ellos. Estos siete Rayos, Alientos y Hombres Celestiales tienen como tarea luchar con la materia a fin de subyugarla al propósito divino, y la meta –hasta donde podemos percibirla— es someter las formas materiales a la acción del aspecto vida, produciendo así esas cualidades que llevarán la voluntad de Dios a su culminación. Por lo tanto, constituyen la suma total de todas las almas dentro del sistema solar, y Su actividad produce todas las formas; de acuerdo a la naturaleza de la forma así será el grado de conciencia. A través de los siete rayos fluye la vida o aspecto espíritu, pasando cíclicamente a través de todos los reinos de la naturaleza, produciendo así estados de conciencia en todos los campos de percepción.

 

Para llevar a cabo los propósitos de este tratado los estudiantes tendrán que aceptar la hipótesis de que todo ser humano es arrastrado a la manifestación por el impulso de algún rayo, está coloreado por esa particular cualidad de rayo que determina el aspecto forma, e indica el camino que debe seguir y le permite (cuando llegue a la tercera iniciación) presentir y fuego colaborar con el propósito de su rayo. Después de la tercera iniciación comienza a presentir el propósito sintético para el cual trabajan los siete rayos. Como este tratado ha sido escrito para los aspirantes y discípulos, y no para los iniciados de tercer grado, es innecesario hacer conjeturas sobre este destino final.

 

El alma humana es una síntesis de la energía material cualificada por la conciencia inteligente, además de la energía espiritual que está, a su vez, cualificada por uno de los siete tipos de rayo.

 

Así emerge el ser humano, un hijo de Dios encarnado en la forma, con una mano, como dice El Antiguo Comentario, aferrada firmemente a la roca de la materia y la otra sumergida en un mar de amor. Una antigua escritura lo expre­sa de esta forma:

 

    "Cuando la mano derecha del hombre material toma la flor de la vida y la arranca para él, la mano izquierda permanece vacía.

 

    "Cuando la mano derecha del hombre material toma el loto dorado del alma, la izquierda desciende buscando la flor de la vida, aunque no lo hace para fines egoístas.

 

    "Cuando la mano derecha sostiene firmemente el loto dorado y la mano izquierda toma la flor de la vida, el hombre descubre que es la planta de siete hojas que florece en la tierra y también ante el Trono de Dios."

 

El propósito de la Deidad, como lo conoce el Creador, es desconocido totalmente para todos, excepto para los iniciados más elevados. Pero el propósito de cada Vida de rayo puede ser sentido y definido, sujeto por supuesto a las limitaciones de la mente humana y a lo inadecuado de las palabras. La actividad planeada de cada rayo cualifica toda forma que se halla dentro de su cuerpo de manifestación.

 

Hemos llegado ahora a una declaración técnica que debe ser aceptada para bien del argumento, pues es imposible comprobarlo. Los Señores de los rayos crean todos un cuerpo de expresión, y de este modo han venido a la existencia los siete planetas. Damos a continuación sus expresiones principales:

 

El Sol (que oculta a Vulcano)

Júpiter

Saturno

Mercurio

Venus

Marte

La Luna (oculta un planeta (añadido del libro de Astrología Esotérica)

 

Las energías de estas siete Vidas, sin embargo, no están confinadas a su expresión planetaria, sino que se extienden alrededor de los confines del sistema solar, así como los impulsos de la vida de un ser humano –sus fuerzas vitales, el impulso de sus deseos y sus energías mentales— recorren su cuerpo activando los diversos órganos, permitiéndole llevar a cabo su intención, vivir su vida y cumplir el objetivo para el cual creó su cuerpo de manifestación.

 

Cada uno de los siete reinos de la naturaleza reacciona a la energía de alguna Vida particular de rayo. Cada uno de los siete planos reacciona en forma similar. Cada septenario de la naturaleza vibra con uno de los septenarios iniciales, porque los siete rayos establecen ese proceso que asigna los límites de influencia para todas las formas. Son aquello que determina todas las cosas, y al emplear estas palabras quiero indicar la necesidad de que prevalezca la Ley. La Ley es la voluntad de las siete Deidades, que se plasman en la sustancia a fin de producir una intención específica, mediante el método del proceso evolutivo. (14‑69/72)

 

Es de gran interés para nosotros conocer algo referente a las energías y fuerzas que originan la actual situación internacional y presentan los complejos problemas enfrentados por las Naciones Unidas. En último análisis, toda la historia es el registro de los efectos de estas energías o radiaciones (en otras palabras, rayos) a medida que actúan sobre la humanidad en las muchas y variadas etapas de su desarrollo evolutivo, que se extienden desde la etapa de la humanidad primitiva hasta nuestra moderna civilización; todo cuanto ha aconte­cido es el resultado de estas energías que afluyen cíclicamente a través de la naturaleza y de esa parte de la misma que llamamos reino humano.

 

Si queremos comprender lo que hoy está ocurriendo, debemos reconocer que estas energías son siete. En los diversos países se las denomina de distintas maneras, pero para nuestros propósitos emplearemos las siete denominaciones siguientes:

 

1.   La energía de Voluntad, Propósito o Poder, llamada en los países cristianos, la energía de la Voluntad de Dios.

 

2.   La energía de Amor‑Sabiduría, denominada frecuentemente el Amor de Dios.

 

3.   La energía de Inteligencia Activa, designada la Mente de Dios.

 

4.   La energía de Armonía a través del Conflicto que afecta grandemente a la familia humana.

 

5.   La energía de Conocimiento Concreto o Ciencia, tan poderosa en esta época.

 

6.   La energía de Devoción e Idealismo, causante de las actuales ideologías.

 

7.   La energía de Orden Ceremonial, que produce las nuevas formas de civilización.

 

Estas energías actúan incesantemente sobre la humanidad, produciendo cam­bios y expresándose mediante sucesivas civilizaciones y culturas, dando forma a las distintas razas y naciones...

 

La enseñanza referente a los siete rayos es una especulación infructuosa mientras no sea susceptible de investigación, de comprobación eventual y de utilidad general y particular. Mucho de lo que hoy se escribe deberá ser descartado por inútil, y no puede ser aceptado como posible hipótesis, y tampoco presenta una verdad que pueda ser probada. (9‑7/8)